martes, 26 de febrero de 2013

Vol. I

Lunes. 6:45 a.m.
Huele a café recién hecho y a jabón de ducha.
Abre el ojo derecho. Lo cierra. Abre el izquierdo. Lo cierra también.
Enciende la luz a sabiendas de que si no lo hace se quedará ahí toda la mañana, debajo de ese acojedor edredón.
Un día más.
Mira el móvil con la esperanza de encontrar algún mensaje suyo.
Nada.
Se levanta y se dirije al baño.
Se mira en el espejo y entiende el porqué de no tener un mensaje en el móvil a las seis de la mañana un lunes nublado.
Se acicala, desayuna algo rápido y sale corriendo a la parada del bus.
Lo acaba perdiendo como de costumbre.
8 minutos para el siguiente. Genial, ya se pierde la primera hora.
Buena forma de empezar la semana (piensa)
Llega a la universidad.
-Buenos días a todos!
No contesta nadie, como no podía ser de otra manera.
Y el día trascurre como cualquier otro lunes.
Con algún que otro café, cigarro y muchas risas con los compañeros.
13:30 acaban las clases.
Se pone la chaqueta, el gorro, los cascos y la música con el volumen a tope.
Comienza a andar cantando, movíendose al ritmo de la música. Que le invade.
Y en un cambio de canción escucha una risa.
La risa.
Esa risa.
Se topa con su sonrisa.
¿Casualidad?
Creo que desde ese momento dejó de creer en ella.


miércoles, 20 de febrero de 2013

Try.

Todo se ve un poquito más gris desde que no estás.
Lo que antes me parecía diferente por vivirlo contigo, ahora es cada día igual.
Me levanto, voy a clase, vuelvo, algunos días entreno, duermo (o lo intento). Y vuelta a empezar.
Nada de mis días es emocionante, no hay nada que se parezca a lo que sentía cuando te veía. Cuando estaba contigo.
La rutina se vuelve más pesada desde que me dijiste que ya, que basta.
Desde que asumí que no era suficiente para ti,
desde que asumí que me había caído de ese pedestal en el que tú me habías colocado,
desde que dejaste de estar ilusionado,
desde que empecé a ser yo,
desde que dejé de ser yo.


Desde que empecé a ser un bonito recuerdo que un día te hizo sonreir.

lunes, 18 de febrero de 2013

Chipirón, todos los días sale el sol.

¿La vida te da de hostias? Pues ponle la otra mejilla.
Dile que se va a tener que poner mucho más puta si quiere verte llorar.

domingo, 17 de febrero de 2013

Huelga de sentimientos.

Recuero que hubo un tiempo en que no me imaginaba mi vida sin ti.
No me imaginaba un día sin ver tu sonrisa.
Ni se me pasaba por la cabeza que pudieras querer a otra, ni yo pensé que me pudiera volver a enamorar de alguien que no fueras tú.
Tú lo eras todo para mí, y yo lo era para ti. O al menos era eso lo que parecía.

Y me paro a pensarlo, y sí, estaba enamorada de ti, pero no lo estaba de mí. Menuda chorrada ¿no?
¿Cómo te vas a enamorar de ti mismo? pero ahora, he alcanzado un punto en el que me he dado cuenta de que si no te valoras a ti mismo, no puedes dejar que nadie te valore por lo que eres, por lo que has sido y por lo que puedas llegar a ser.
Así que puede que eso sea lo que llevo tanto tiempo haciendo mal. Ya veremos

martes, 12 de febrero de 2013

Ciclogénesis explosiva.

Se ha convertido en mi rutina.
Echarte de menos es ya algo más de mi día a día.
Y así es como paso yo mis días, pensando en cualquier excusa para hablarte, sin encontrar nada lo suficientemente bueno como para romper este silencio.
Este silencio que me mata por dentro diariamente.
Y cada mañana me pregunto a mí misma qué fue lo que no pude hacer suficientemente bien.
Qué fue lo que te hizo perder la ilusión.

Mañana tenía que ser el día más feliz de todo el mes.
Mañana será el día más triste de todo el mes.
Mañana no estarás conmigo una vez más.
Mañana volveré a mi rutina diaria.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Miércoles.

Se va.
Y con él mi ilusión, lo que me daba fuerzas a levantarme cada mañana.
Mi soplo de aire fresco.
Eres algo así como la salvación de mis miedos y mis inseguridades.
Eres todo lo que necesito para poder salir ahí fuera y no temerle a nada.
Me quitas el miedo.
Mi miedo.
El miedo a mí misma y a todo lo que me rodea.
Ese jodido miedo que tanto me caracteriza. Desgraciadamente.

Creo que no sé estar sin ti a mi alrededor.
Sin tus "qui no".
Voy a echar de menos tu coche aparcado en mi portal, y no dudes que miraré cada día buscándolo.
Tus monólogos frente a los espejos.
Tu forma de inspeccionar la comida, como si fuera una operación.
Voy a echar de menos tu forma de hacerme reir con todo, de hacerlo todo más fácil.
Incluso mi esclavización por hacerte cosquis.
Cantar contigo en tu coche.
Y más que nada, cuando me dabas un beso. Sin venir a cuento, que eran siempre los mejores.



Y lo que más temo es que me digas que no me echas de menos mientras yo por dentro no pienso en otra que no seas tú.