The whole world in your pocket.

Ha llegado el momento, el momento de liberarme yo a mí misma.
Creo que ya está, que me lo merezco. Que he luchado mucho y que no puede ser más ya.
No mereces la pena.
Creo que te había hecho de una forma en mi cabeza que no eres en realidad. Tenía tantas esperanzas puestas en lo nuestro que ha perdido toda su magia.
Así que ya está, se ha acabado el estar así.
Ha llegado el momento de disfrutar de la gente que me quiere de verdad y que está a mi lado.
Que te vaya bonito.

Echo de menos tus buenos días.

¿Sabeis cuando te acostumbras a la idea de una persona y tienes que cambiarla?
Eso sí que es una putada.

Chándal de fútbol y airmax, no hay más reina.

Solo son buenos insomnios si me despierto con tu recuerdo.
Hoy no podía ser de otra forma.
Lo peor es que en mi sueño me tenía que alejar para dejarte ser tú. Pero estaba tan a gusto viéndote desde la distancia, que prefería no despertarme.
Buenos días martes, son las 5 de la mañana y necesito un buenas noches tuyo.

Jódeme y escribiré mejor

Ya estaba tan acostumbrada a estar sin ti que se me está haciendo menos duro de lo que esperaba.
Aunque siempre me traiciona el maldito subconsciente y sueño contigo. Sonriendo y siendo feliz. Como si nada hubiera pasado.
Y no quiero despertarme porque soy feliz en esos sueños.
El problema es cuando suena el despertador y se evapora tu risa.
Y es entonces cuando vuelvo a la realidad, a la cruda realidad.

We kissed I fell under your spell of love.

"Y lo peor fue que te hice rutina, y cuando no estabas tenía ojeras, como si no pudiese dormir hasta encontrarte, quizá por eso de que para soñar hay que estar dormido, pero tú eras como un sueño y se me había olvidado la teoría"

We were born to die

El dolor de vacío interior, de soledad; es tan grande y tan difícil de explicar que te consume lentamente hasta dejarte hecho trozos.
Unos trozos tan pequeños que recomponer completamente se convierte en una tarea prácticamente imposible.

Qué alegría, qué buen día, qué bueno tenerte.

¿Sabéis ese tipo de personas que llegan de repente, sin previo aviso y para quedarse?
Pues ella fue de esas. Y menos mal que lo hizo porque ahora mismo no sé qué haría si no la tuviera en mi vida.
Y pensaréis que qué cursi soy, pero es que no se ha separado de mi lado ni en los peores momentos. Y en los buenos no hace falta decir que ha estado.
Siempre hay algo que hacer, algún tema que discutir o alguna caña para tomar. Y los pitis de liar que no falten madmoiselle.
Y aunque no coincidamos siempre y a veces me saque de mis casillas, la quiero como a una hermana más.
Que ganas de mudarnos a un piso lleno de Nesspreso, jamón serrano y Special K.
Por muchos años más.

Fase I: negación.

El primer lunes, y ya he tenido que cambiar el zumo por café para afrontar el día.
Me digo a mí misma que  no quiero verte para no acordarme de ti aunque en realidad sé que no quiero verte por miedo a verte más feliz de lo que estoy yo.
No me hago a la idea de que se haya acabado. Tenía tantos planes en la cabeza, tantos restaurantes para probar, tantos sitios a los que ir. Me moría de ganas de enseñarte miles de cosas.
Necesito hacerme a la nueva rutina.
No es justo.

Catarsis.

Siempre he sido partidaria de que quien no arriesga no gana.
Y que si en vez de ganar te das de bruces contra el suelo, te habrás dado tú sola.
No necesitas la opinión de nadie para hacer lo que quieres.
Está claro que los "ya te lo dije" volarán cuando te equivoques. Y a veces pueda que duelan incluso más que la equivocación en si misma. Pero son los riesgos que se corren cuando apuestas por algo.
No te arrepientas, para nada. Al revés, has sido valiente. Has apostado a la carta más jodida de todas, y sí, ha salido mal.
Ya saldrá bien.
Recuerda que hay que tirarse a la piscina para saber si el agua está caliente o congelada.

It's better to feel pain than no feel at all

Pero no me enfado
Y debería estar furiosa, me encantaría estarlo.
Qué fácil sería todo si fuera como nosotros lo deseamos.
Tendríamos a la persona que queremos a nuestro lado, a nuestra familia con nosotros para siempre, nuestros amigos no se irían ni nos pasarían cosas malas.
Pero ¿qué tipo de vida sería esa?
Una vida sin equivocaciones, sin errores, sin "y si no lo hubiera hecho...", y sin lágrimas.
Yo, personalmente, no quiero una vida así.
Una vida que no te hace madurar ni ver tus errores, no es una vida plena.
No hace falta que todo salga perfectamente bien para ser feliz.
Porque yo sé que cuando las cosas no salen, van a estar ahí para que sean más llevaderas. Y me va a hacer quererlas más (si es eso posible).
Pero me quedo pensando que lo hice lo mejor que pude en ese momento, que seguramente no fuera lo mejor que voy a poder hacerlo siempre.
Pero no te odio, me sería imposible odiarte.
Cuando has querido y quieres tanto a alguien odiarle se hace incluso más difícil que quererle. Porque eso sale solo.

Te has ido, lo sé.
No lo asumo, y me va  acostar hacerlo.
Y seguramente me lleve muchas lágrimas y caras largas aceptarlo.
Pero hay que ser fuerte, mayores tempestades nos han caído encima.
Y podré. Y podremos.
Y sí, siempre voy a estar.
Y siempre te voy a querer.
Por suerte o por desgracia.

De tanto estirar

La cuerda se está rompiendo.

La luna y las estrellas que la rodean.

¿Que qué quiero?
Fácil;
Un beso en la frente, que me cojas de la mano, que aunque me acabe de despertar de la siesta siga parienciéndote la chica más guapa del mundo, que pienses en mí cuando te despiertes, y que cuando te vayas a acostar pienses en lo genial que sería que estuviera yo ahí a tu lado abranzándote y haciéndote caricias por el pecho. Y que me lo cuentes.
Que si te pones tontorrón me detalles todo lo que me harás en cuanto estemos solos.
Quiero que me digas lo mucho que te gustan mis besos y mis medias rotas. Que mi risa es la sinfonía de tus días oscuros, y que no veras una lagrima caer por mis mejillas bajo tu consentimiento.
Que aunque sea un pato mareado y me encante hacer el bobo siempre me vas a seguir queriendo como soy.

No te pido la luna.
Te pido que por favor me hagas creer en mi misma.
Hazme creer que valemos la pena.

Hazte un porro y cuéntame tu vida aunque sea mentira.

Y me encantan tus besos por el cuello.

Me asusta.
Me asusta la velocidad que estamos tomando, y el llegar a casa y ya echarte de menos.
Me asusta que no me importe ver un partido de fútbol de mi equipo rival si es contigo.
Me asusta todo de ti, y a la vez me alivia el saber que te tengo.
Me encanta que te pongas celoso y que me cojas de la mano por la calle.
Y me encanta más aún que te pongas tontorrón y me digas chorradas.
Porque, por ahora, no tengo nada que recriminarle a las segundas oportunidades.