miércoles, 21 de noviembre de 2012

250

Es como ir en moto.
Sabes que llevas el casco, que no puedes hacerte mucho daño; pero aún así te sientes desprotegida.
Que a la velocidad a la que vas, si te caes te quedarán secuelas.
Pero sigues acelerando, no puedes parar de acelerar. Sabes que está mal, pero te da igual.
Adelantas a todos los coches que hay en la carretera, te sientes superior. Sientes que puedes con todo, nadie puede adelantarte. Nadie puede contigo.


Ilusa.


A cien metros te vas a encontrar una piedra del tamaño de la luna, pero vas a ir tan sumamente concentrada en que puedes con todo que no la vas a ver, y te vas a pegar la ostia más grande de tu vida.
Y en un momento, toda esa grandeza y superioridad que sentías hacía unos minutos, se va a esfumar; a evaporar. Se va a convertir en ceniza.

Y dentro de unos días, unas semanas, unos meses, te pararás a pensar en lo ocurrido. Y te preguntarás por qué fuiste tan estúpida. No tenías que ir tan rápido. No tenías que acelerar a ciento ochenta, no lo necesitabas. Antes del accidente estabas bien, eras feliz. O eso parecía ¿no?, supones que si verdaderamente hubiera sido así no estarías en una cama con todos los huesos rotos.

Pero no hay nada que iguale esa sensación, de estar en la cima, en lo más alto, sentir que nadie puede alcanzarte, que nadie puede entender como te sientes. Nadie. Hasta que comprendes que ese subidón, esos momentos, no merecen si los comparas con la mierda que viene detrás.

Y llegó el momento de decir el típico: "de todo se aprende".
Creo que ya he estado en el hospital con todos los huesos rotos varias veces. Y siempre me vuelvo a comprar una moto que alcance los doscientos kilómetros por hora.

Llamadme masoca o lo que querais, pero ¿sabeis lo que es sentir que nadie puede contigo? ¿que tienes todo lo que querías? ¿todo lo que habías soñado? ¿que nada ni nadie podrá superarlo? Lo que es estar en esa soñada nube de algodón de azúcar.



Que se recuperen pronto mis queridos huesos, que he visto una moto nueva que alcanza los doscientos cincuenta. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario