Soy del tipo de personas que cree que el sufrimiento tiene una razón, que sirve para algo. Que a parte de hacernos pasarlo mal, nos hace aprender para no tener que volverlo a sentir. El dolor te hace ser quien eres, te da lecciones.
Es necesario el dolor para poder apreciar la felicidad, para poder dar gracias por lo que uno tiene. El dolor da la esperanza de saber que algo mejor viene después. Te ayuda a comprender quienes deben estar en tu vida, cuando debes de parar, cuando te mereces algo mejor, cuando hay algo que no estás haciendo todo lo bien que podrías.
A mí el dolor siempre me ha ayudado a comprender mejor las cosas, me ha hecho ser quien soy ahora mismo. Y estoy orgullosa de ello.
Cuando sea mayor y me mire la cara veré todas las arrugas que tendré de tanto sonreir. Pero también veré las bolsas de debajo de los ojos de tanto llorar y las arrugas por fruncir el ceño por la frustración y la impotencia.
Me saldrá otra al lado de los labios por otra sonrisa.
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