¿Sabes cuándo escalas una montaña, cuando estas a punto de
alcanzar la cima que estas tan confiado que das un paso estúpido y te caes?
Pues eso es a lo que yo llamaría mi vida. Un vaivén de momentos de ahora o
nunca.
Basta.
Basta.
Basta.
Se acabó. Para. No puedo seguir así. Taladrándome los oídos
con música para no oír la realidad. Jodiéndome los pulmones para no pensar.
Martirizándome pensando en el “que hubiera pasado si…”
Pero es que creo que no sé ser de otra manera. Que mal. Que
desastre. Necesito alguien que me salve. Que me saque de este agujero.
Es que no entiendo nada, nada de nada absolutamente. ¿Qué
hago? ¿Qué haces? ¿Qué pasa? ¿Por qué? ¿Por qué a mí? ¿Qué he hecho yo mal? Me
gustaría saberlo. ¿Dónde estoy? ¿y por que aquí? ¿Por qué tu? ¿Por qué yo? ¿Por
qué hubo un nosotros un día? No lo quiero. Bórralo. No quiero que vuelvas. No
quiero volver a tener mi mente al descubierto. No quiero que nadie me vuelva a
conocer. No quiero que me puedan volver a controlar.
Voy a intentar volver a escalar la montaña. No prometo nada.
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